Bienvenido al Santuario de Nuestra-Señora de Lourdes

La Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae cumple 20 años

La Iglesia anima a rezar el rosario lo más frecuentemente posible. Esta oración, que puede ser recitada por cada persona en su casa, es también objeto de oraciones comunitarias. Se propone muy a menudo el rezo del rosario en las parroquias.
En el santuario de Lourdes, donde la Virgen María se apareció a santa Bernardita, se reza el rosario todos los días en español a las 16.15 horas

Rezar el rosario por los enfermos

Juan Pablo II en su carta apostólica Rosarium Virginis Mariae recuerda, en particular, las apariciones de Lourdes y Fátima y sus respectivos santuarios, como meta de muchos peregrinos que buscan consuelo y esperanza en la Madre del Cielo.
Rezar el rosario en comunión con Lourdes es llevar la oración de miles de peregrinos, ya sea físicamente o en el corazón ante la Gruta de Massabielle.
Venimos a poner nuestros sufrimientos físicos, morales y espirituales a los pies de María. Rezamos por los enfermos y por todos aquellos que, con confianza, se encomiendan a Nuestra Señora de Lourdes.

Rezar el rosario en directo desde Lourdes

Existen diferentes formas de seguir el rosario que se reza todos los días a las 16.15 horas en Lourdes. Se puede rezar gracias a la cadena de televisión de Lourdes (en directo o redifusión). Y en la cadena EWTN.

Depositar una intención de oración

Cada día miles de peregrinos acuden a la Gruta de Lourdes físicamente o por medios virtuales para rezar el rosario. En ese momento se pueden escuchar intenciones de oración de los peregrinos.
También puede enviar su intención de oración haciendo clic aquí.

Los Papas y el Rosario

Muchos Papas han dado gran importancia a esta oración. Especialmente san Juan XXIII y Pablo VI que, en la exhortación apostólica Marialis cultus, subrayó, en armonía con la inspiración del Concilio Vaticano II, el carácter evangélico del Rosario y su orientación cristológica.
Siguiendo la reflexión propuesta en la Carta Apostólica Novo millennio ineunte, en la que san Juan Pablo II, tras la experiencia del Jubileo, invitaba al Pueblo de Dios a «recomenzar desde Cristo», sintió la necesidad de desarrollar una reflexión sobre el Rosario, casi como coronación mariana de esta carta apostólica, para instar a la contemplación del rostro de Cristo en compañía de su santísima Madre y en su escuela.

«Recitar el Rosario, en efecto, es en realidad contemplar con María el rostro de Cristo. Para dar mayor realce a esta invitación, con ocasión del próximo ciento veinte aniversario de la mencionada Encíclica de León XIII, deseo que a lo largo del año se proponga y valore de manera particular esta oración en las diversas comunidades cristianas. Proclamo, por tanto, el año que va de este octubre a octubre de 2003 Año del Rosario». (Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae del papa Juan Pablo II, 3)

El Rosario es uno de los caminos tradicionales de la oración cristiana que se centra en la contemplación del rostro de Cristo. El Rosario tiene una orientación claramente cristológica. En efecto, su elemento más característico -la repetición litánica del Ave María– se convierte también en una alabanza incesante a Cristo, objeto último del anuncio del Ángel y del saludo de la madre de san Juan Bautista: «Bendito es el fruto de tu vientre» (Lc 1, 42).

Los Misterios Luminosos del Rosario

En 2002, Juan Pablo II quiso completar el «álbum de familia de Jesús» añadiendo a los misterios existentes del Rosario una nueva serie dedicada a la luz del anuncio: los Misterios Luminosos

«Los misterios de la vida pública de Cristo desde el Bautismo a la Pasión. En efecto, en estos misterios contemplamos aspectos importantes de la persona de Cristo como revelador definitivo de Dios. Él es quien, declarado Hijo predilecto del Padre en el Bautismo en el Jordán, anuncia la llegada del Reino, dando testimonio de él con sus obras y proclamando sus exigencias. Durante la vida pública es cuando el misterio de Cristo se manifiesta de manera especial como misterio de luz: «Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo» (Jn 9, 5)». (Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae del Papa Juan Pablo II, 19)

En Lourdes, para introducir los nuevos misterios del Rosario en la basílica del mismo nombre, se realizaron obras instalándolos en la fachada (en 2008), convirtiéndolos en la entrada a la vida de Cristo a través de los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos.

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