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8 de septiembre – Natividad de la Bienaventurada Virgen María

8 de septiembre de 1877 – fallecimiento del Abad Peyramale, El párroco de Lourdes

En el mes de septiembre, la Iglesia celebra tres fiestas marianas en tan solo una semana: el nacimiento de María (8 de septiembre), el nombre de María (12 de septiembre) y los dolores de María (15 de septiembre). En la oración, se unen el nacimiento de María y su maternidad divina.

 

La Natividad de la Virgen María forma parte de las cuatro principales fiestas alrededor de las cuales se constituye progresivamente la oración litúrgica del pueblo cristiano en honor a la Madre del Señor. Durante el primer milenio, es cierto que los cristianos celebraban la Natividad de María, su presentación al Templo, la Anunciación y la Asunción en la gloria. Como muchas de las fiestas marianas, la Natividad de María tiene su origen en Oriente y, precisamente, en Jerusalén. Desde el siglo V, se oficia una misa en honor a la Natividad de María en la Iglesia de Santa Ana, el presunto lugar de su nacimiento. Esta fiesta se ha extendido ampliamente por Occidente, de manera que es la fiesta patronal de numerosos santuarios e iglesias. En la actualidad, los fieles festejan el cumplimiento de la profecía de Miqueas, quien anunció «el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz» (Libro de Miqueas 5, 3).

La Virgen María es la santa patrona de la Diócesis de Tarbes y Lourdes y la santa patrona de la catedral de Nuestra Señora de la Sede.
¡El 8 de septiembre es la fiesta de la catedral y de toda la Diócesis!

8 de septiembre de 1877 – fallecimiento del Abad Peyramale, El párroco de Lourdes

Marie-Dominique Peyramale, párroco de Lourdes desde el 8 de diciembre de 1854 hasta el 8 de septiembre de 1877, es un personaje desconocido de la gran historia de Lourdes y, sin embargo, una figura esencial.
El padre Peyramale jamás se marchó de sus Pirineos natales y su vida habría sido bastante diferente si no lo hubieran destinado a Lourdes en diciembre de 1854. Cuatro años más tarde, en 1858, una de sus jóvenes feligresas, Bernardita Soubirous, le anunció que se le había aparecido la Virgen. Al principio escéptico, más tarde convencido, el cuadragenario Abad se convertirá en el heraldo de la joven vidente. La defenderá ante el comisario, el fiscal y el prefecto. La protegerá de los periodistas y curiosos. Será testigo de los primeros milagros, organizará las primeras peregrinaciones, construirá el primer santuario.
Nada predestinaba al Abad Peyramale para este papel de gran testigo, pero este párroco activo, honrado, enérgico y rebosante de caridad, personifica la conversión a lo sobrenatural que reclama Lourdes.

Yves Chiron, historiador francés, especialista en la historia de la Iglesia en la época contemporánea, ha escrito un interesante libro sobre P. Peyramale: Marie-Dominique PEYRAMALE, El párroco de Lourdes.
Disponible en la librería del Santuario de Nuestra Señora de Lourdes

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