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Memoria de la dedicación de la basílica de la Inmaculada Concepción en Lourdes

En este año en el que los peregrinos de Lourdes meditan la palabra de la Virgen: «Que se construya aquí una capilla», el Santuario hace memoria este domingo 2 de julio de la dedicación de la basílica de la Inmaculada Concepción.

El Santuario también ha celebrado la dedicación de otras basílicas: el 25 de marzo, la dedicación de la basílica de San Pío X; el 19 de mayo, la dedicación de la Cripta; y el próximo 6 de octubre, la dedicación de la basílica del Rosario.

El 2 de julio, el Santuario conmemora la dedicación de la basílica de la Inmaculada Concepción durante la procesión mariana. Esta procesión será homenajeada del 7 al 9 de julio, cuando se celebrará el 160 aniversario de las procesiones de las antorchas con los hermanos menores capuchinos.

Historia

El 2 de marzo de 1858, durante su decimotercera aparición, la Virgen había pedido a Bernardita Soubirous: «Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla», petición que fue reiterada los días 3 y 4 de marzo. Bernardita transmitió esta petición al párroco de Lourdes. El P. Peyramale, reticente al principio, fue convencido el 25 de marzo cuando Bernardita le comunicó el nombre de la “señora” que le había dicho: «Yo soy la Inmaculada Concepción», expresión que no podía haber sido inventada por la joven, ignorante y prácticamente analfabeta.

La basílica de la Inmaculada Concepción, también conocida como basílica Superior, mide 51 metros de largo, 21 metros de ancho y 19 metros de alto. Consta de una nave dividida en nueve tramos iguales. Construida en estilo ojival del siglo XIII, fue bendecida el 15 de agosto de 1871 y consagrada en julio de 1876. En 1908 fue delimitada por dos campanarios que la unen al Rosario.
Los vitrales de la basílica de la Inmaculada Concepción rememoran la historia de la Virgen María hasta la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción por el papa Pío IX en 1854 y las apariciones de Lourdes en 1858.
El mismo Pío IX está representado en un medallón sobre la entrada de la Cripta.

 

¿Qué es una dedicación?

Un edificio religioso debe ser considerado como lo que es: no es un teatro, ni un museo, ni un inmueble. Es un edificio religioso, un signo de trascendencia en nuestra sociedad secularizada.
Al consagrar mediante sus ritos un edificio material hecho por manos humanas, la dedicación expresa el misterio mismo de la Iglesia, templo de Dios construido con piedras vivas. La palabra “iglesia”, cuya etimología significa “asamblea”, se atribuye entonces al edificio en el que la comunidad cristiana se reúne para escuchar la palabra de Dios, orar en común, realizar los sacramentos y celebrar la Eucaristía.
La dedicación da al edificio en cuestión su finalidad y define su naturaleza. La celebración de la dedicación de una iglesia es quizá la más completa y significativa de todas las ceremonias litúrgicas.

Foto de la custodia ofrecida con motivo de la dedicación y que se encuentra actualmente en el tesoro
Photo de l'ostensoir offert à l'occasion de la dédicace et qui se trouve au trésor

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