La festividad del Santísimo Sacramento (2.º domingo después de Pentecostés, que en 2025 será el 22 de junio) fue instituida en la Edad Media para conmemorar la presencia de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía. Es un llamado a profundizar en el significado de la Eucaristía y en el lugar que ocupa en nuestra vida. Esta fiesta celebra al Dios de amor que se revela al entregar su cuerpo y su sangre, dándose a nosotros como alimento de vida eterna. El sentido de la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es algo diferente al de la antigua festividad del Corpus Christi, que estaba más centrada en la adoración de la presencia real de Cristo.
Bernardita: un alma hambrienta de Dios
A pesar de no tener acceso inmediato a este sacramento, esta realidad eucarística marcó profundamente la vida de santa Bernardita Soubirous.
Programa del domingo 22 de junio
Cada año, la festividad del Santísimo Sacramento se vive en Lourdes en un ambiente de oración ferviente y fraternidad. El Santuario organiza una jornada que incluye misas, adoraciones eucarísticas y momentos de silencio ante el Santísimo Sacramento expuesto.
8:00 h: Misa en la capilla de la Adoración, seguida de la Adoración eucarística hasta las 17:00 h.
9:30 h: Misa internacional en la basílica de san Pío X, seguida de una procesión hasta la Gruta junto al Santísimo Sacramento y la oración del Ángelus.
14:30 h: Seguir los Pasos de Bernardita (punto de encuentro en el Centro de información).
16:15 h: Rosario en la Gruta
17:00 h: Procesión eucarística y bendición de las personas enfermas.
21:00 h: Procesión mariana de las antorchas.
Todo el día: posibilidad de realizar los gestos del peregrino.

Nacida en 1844 en el seno de una familia pobre, Bernardita creció en la miseria material, pero con una fe muy viva. No sabía ni leer ni escribir y solo hablaba el dialecto de Bigorra, lo que durante mucho tiempo le impidió acceder al catecismo, requisito indispensable en aquella época para recibir la primera comunión.
No obstante, su deseo de recibir a Jesús en la Eucaristía era inmenso. Bernardita hizo su Primera Comunión el 3 de junio de 1858, durante las apariciones, con 14 años. Para ella, este fue un momento de gracia intensa, que describió como uno de los días más bonitos de su vida. La Eucaristía fue entonces el centro de su vida espiritual en Lourdes, así como más tarde lo fue en el convento de Nevers.
La Eucaristía, fuente de vida y curación
En los últimos años de su vida, cuando la enfermedad a menudo la privaba de asistir a misa y sufría de insomnio, Bernardita quería «unirse espiritualmente a todas las misas que se celebraran en el mundo en ese mismo momento».
En un mundo en el que muchas personas buscan sentido, paz interior o sanación del corazón y del cuerpo, la Eucaristía se presenta como alimento para el camino. En Lourdes, lugar de consuelo y esperanza, el Santísimo Sacramento es fuente de curación no solo física, sino también espiritual, es decir, un encuentro íntimo con Cristo vivo.
No es casualidad que cerca de un tercio de los milagros oficialmente reconocidos en Lourdes hayan ocurrido durante una misa, una procesión eucarística o una bendición con el Santísimo Sacramento. La Eucaristía no solo cura el cuerpo, sino que transforma el alma. El caso de sor Bernadette Moriau, la 70.ª persona oficialmente reconocida como curada milagrosamente, es un ejemplo sorprendente: durante una peregrinación en 2008, tras recibir la bendición con el Santísimo Sacramento, fue súbita y permanentemente curada de una grave discapacidad, después de décadas de sufrimiento.
Al igual que Bernardita Soubirous, que aguardaba con un hambre profunda en el alma el recibir a Jesús, numerosos peregrinos se acercan al Santísimo Sacramento con fe y, como ella, descubren que Dios no realiza milagros para impresionar, sino para amar.
«Yo no era nada, y de esa nada, Jesús ha hecho algo grande. Sí, ya que soy, en cierto modo, un Dios por la santa comunión; Jesús me da su corazón, yo soy, pues, corazón a corazón con Jesús, esposa de Jesús, amiga de Jesús, es decir, otro Jesús. Debo, pues, vivir de Jesús», santa Bernardita.
