Un camino de compasión y la veneración de las reliquias de santa Bernardita
Del 22 al 28 de septiembre, dos miembros de la Familia de Nuestra Señora de Lourdes fueron enviadas en misión para colaborar en la creación de un camino de compasión en Saboya. La hermana Geneviève Pagès, religiosa de la Caridad de Nevers, y Chelo Feral, integrante de la comunidad de acogida del Santuario y voluntaria del camino de compasión en Lourdes, ofrecieron momentos de oración y meditación en torno a las reliquias de santa Bernardita, trasladadas expresamente desde Lourdes. Constituyó un viaje preparado con esmero y largamente esperado desde hacía dos años.
Una misión con varios encuentros:
- Martes 23 de septiembre por la mañana: encuentro con responsables de diversos movimientos y servicios de la Iglesia, entre ellos la Pastoral de la Salud, capellanas de hospital, monitoras pastorales y la Oficina Cristiana de Personas con Discapacidad.
- Miércoles 24 de septiembre a las 10:30 h – Abadía de Tamié: las reliquias fueron recibidas con ocasión de la misa de dedicación de la abadía. La comunidad monástica, junto con los fieles presentes, pudo aprovechar la presencia de las reliquias de santa Bernardita para un tiempo de oración y veneración.
- Sábado 27 de septiembre a las 14:30 h – Camino de compasión en Notre-Dame de la Vie
El camino de compasión, inspirado en el modelo de Lourdes, tiene como objetivo acompañar a las familias que han perdido un hijo —antes del nacimiento, por enfermedad, accidente o suicidio—, ofreciendo un espacio de oración y fraternidad para acoger el sufrimiento y confiarlo a la misericordia de Dios. - El viernes 26 de septiembre, por la mañana, el «futuro equipo de acompañamiento de Saboya» recorrió personalmente el camino de compasión, con el fin de conocerlo de primera mano y discernir posibles adaptaciones.
- Domingo 28 de septiembre a las 10:30 h – Catedral de Moûtiers: durante la misa, presidida por el vicario general de Saboya, se presentó el camino espiritual de Bernardita, tanto en Lourdes como en Nevers.
Tras la misa dominical, la comunidad diocesana vivió un nuevo momento de recogimiento ante las reliquias de Bernardita, seguido de explicaciones, catequesis y una presentación de la Familia de Nuestra Señora de Lourdes.
Cada uno de estos momentos concluyó con una comida compartida que favoreció el encuentro, el diálogo profundo sobre Lourdes y Bernardita, además de un enriquecedor intercambio de experiencias.
Camino de compasión en Saboya
En Lourdes, desde noviembre de 2016, se ofrece un servicio de acogida y escucha para acompañar a los padres que han sufrido la pérdida de un hijo. Esta atención incluye a los niños fallecidos antes de nacer, que no han recibido sepultura o que, en algunos casos, ni siquiera han sido nombrados. Al finalizar este camino de compasión, se les puede dar un nombre, que queda inscrito en el «Libro de la Vida» y es llevado en oración por las Hermanas de Nazaret y los peregrinos. La iniciativa también se dirige a los padres que han perdido un hijo a causa de la muerte, las drogas o la marginación, así como a aquellos cuyo hijo presenta una discapacidad que ha resultado especialmente difícil de asumir.
El camino de compasión ofrece un espacio donde las heridas profundas causadas por la pérdida de un hijo pueden ser acogidas. Con demasiada frecuencia, estos dolores permanecen silenciados. Este camino permite darles un lugar, encontrar un sentido al sufrimiento y confiarlo a la misericordia y ternura del Padre. El camino de compasión inaugurado en Saboya, fruto de dos años de trabajo conjunto entre el Santuario de Lourdes y la diócesis de Saboya, se inspira en el modelo desarrollado en Lourdes.
El camino de compasión ofrece un espacio donde el sufrimiento puede ser acogido, reconocido y confiado a la misericordia de Dios.
- Acogida en la capilla de san Marcel y san Gregorio, seguida de una meditación con María Magdalena y una oración de compasión.
• Caminata silenciosa hacia el santuario de Notre-Dame de la Vie, intercalada con momentos de reflexión y oración.
• Paradas simbólicas: la primera, en la fuente —signo del agua viva que recuerda el bautismo y el renacimiento—, donde se propone realizar el gesto del agua; la segunda, en el interior del santuario, donde tres estaciones permiten meditar ante los retablos que representan a María desde su nacimiento hasta su Asunción.
• En el exterior, frente a una gran cruz de hierro forjado que se abre hacia el valle de Belleville, se invita a los participantes a contemplar la belleza de la creación y la bondad de Dios.
• El camino de compasión concluye frente a la Virgen de la Misericordia, en la iglesia de San Martín de Belleville. Los participantes pueden encender una vela por el hijo perdido, nacido o no nacido, e inscribir su nombre en el Libro de la Vida, confiado a un monasterio para que los monjes oren por ellos.




Santa Bernardita se encuentra con la Iglesia católica en Saboya
Bernardita Soubirous, la joven vidente de Lourdes, deseaba partir en misión como las demás hermanas de su congregación. Sin embargo, su frágil salud la obligó a permanecer en Nevers, en la casa madre de las Hermanas de la Caridad. Hoy, gracias a la presencia de sus reliquias, Bernardita cumple esta misión de otro modo: acercándose a quienes no pueden desplazarse hasta Lourdes.
La veneración de las reliquias no consiste en adorar objetos, sino en un gesto de respeto hacia los santos, amigos de Dios. Nos recuerdan que la santidad es posible en la vida cotidiana, que los santos interceden por nosotros y que su fidelidad a Cristo abre un camino de esperanza. Las reliquias actúan como «puentes» entre la comunión de los santos y los cristianos de la actualidad: nos invitan a contemplar sus vidas, reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia y reavivar en nosotros el deseo de la santidad.




La Familia de Nuestra Señora de Lourdes y las catequesis
A lo largo de esta semana, la Familia de Nuestra Señora de Lourdes acompañó diversos momentos de oración, veneración y encuentro. La misión de la Familia es difundir el mensaje de Lourdes al mayor número de personas posible. Su labor permite honrar a la Inmaculada Concepción, rezar por los pecadores, vivir la caridad y fomentar pequeños espacios de Iglesia —fraternidades, capillas o grupos de oración en distintos ámbitos— que reflejen la alegría de vivir como hermanos y hermanas.